En todas las civilizaciones de todos los tiempos, la imagen de la Mujer Diosa ilustra el relato de la historia de la cultura. Es la imagen que acompaña al mito. Es el mito que subsiste hasta la modernidad y nos da cuenta de lo que la razón aún no puede explicar : el misterio de lo femenino.
La Diosa es “la presencia sin rostro que se introduce en los asuntos terrenales ordinarios” y nos concede el “don de la transformación”.
Artemisa en el relato estético de Guadalupe Gómez Pintus es una diosa nacida del gesto originario de la madre naturaleza. Camaleónica, se funde con ella y se recrea en las entrañas de los bosques, los rios y de los cervatillos/hombres que persigue. Se adorna con sus propios pétalos, con sus propias hojas, se viste con las mismas aguas virginales. Apenas deja verse, mira de reojo, con celosía. La comisura de sus labios no conoce el sabor de la pasión de los mortales. Despierta el deseo de los que aún no desean.